sábado, 21 de julio de 2012

INTERES EN LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA

El desarrollo de los conceptos en Salud Sexual y Reproductiva ha sido direccionado entre otros por los determinantes sociales, tales como el pobre acceso a la información y el consecuente desconocimiento por parte de la población. Sumando a esto su impacto sobre la calidad de vida, queda demostrado que requiere una intervención pronta y efectiva con la que se mejore las condiciones personales y sociales.

A través de la historia, la sexualidad humana ha sido musa de infinidad de mitos y relatos asombrosos, lo que ha hecho de la vida sexual del ciudadano moderno un verdadero hito en el ejercicio de la medicina, viéndonos en la necesidad diaria de hacer una confrontación del imaginario colectivo cargado de ignorancia y animismo, resultado directo de la historia de la humanidad en la que juegos de poder, religión y política han trazado los lineamientos del comportamiento individual y social.

Generaciones anteriores han sufrido la carga que acarrea el desconocimiento de la anatomía y fisiología sexual humana, así como los derechos y deberes que sobrevienen con el desempeño de la misma. Esto ha facilitado la aceptación de la ideología sobre el razonamiento científico con la subsecuente desviación de la conducta sexual y reproductiva a merced del oscurantismo.

El ser humano encuentra en el ejercicio de la función sexual una motivación de la vida misma. De tal manera una vida sexual placentera, mediada por el control individual, garantiza el desarrollo de la percepción particular a la vez que mejora las condiciones de bienestar personal. El impacto que consigo lleva el mejoramiento de la salud sexual es justamente la garantía de la calidad de vida en aquellos sujetos que padecen trastornos neurobioquimicos o psicógenos de la función sexual y cuya patología actúa en detrimento de su individualidad. Adicionalmente el ejercicio de la función reproductiva es una herramienta que permite la singularidad conforme el planteamiento de vida de cada persona.

Por otra parte, en la evolución de la humanidad, machista hasta hace algunas décadas, la sexualidad fue un beneficio exclusivamente masculino, dejado por ende relegado la mitad de la población y retrasando consigo el conocimiento de la función sexual femenina, que ha sido también personificación y motivación concupiscente sin la libertad de su ejercicio sexual; actualmente la igualdad de géneros ha permitido a las mujeres también el libre desarrollo sexual a la vez que procura la reivindicación por los agravios derivados de una historia marcada por derechos previamente inexistentes.

Siendo entonces la sexualidad una característica fundamental y común a todos los individuos las medidas al respecto conllevan un marcado impacto social, por lo que se requiere la realización de un esfuerzo que garantice una mejora en la salud de la población. Así mismo, la institucionalización de políticas de salud pública permite popularizar medidas efectivas que reduzcan la problemática en esta área, a la vez que permite la difusión de la información y aumenta la cobertura en salud. Por tanto existe una necesidad latente de diseñar estrategias efectivas que permitan un adelanto en las condiciones de salud personal y de la comunidad.

Finalmente, somos justamente los profesionales del área de la salud los llamados a rescatar la importancia que consigo lleva una sexualidad sana y responsable que permita en si el ejercicio del placer, a la vez que garantiza la reproducción como función básica para el mantenimiento de la especie.

Catalina Buitrago
Médico Sexólogo Clínico

1 comentario:

  1. Interesante ensayo. Muy útil para comprender las prácticas y aproximaciones limitadas y machistas a la sexualidad que ha habido a lo largo de la historia humana, pero también las posibilidades actuales para hacer de esta algo digno e incluyente.

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